"El aire era suave y delicado desde mi humilde balcón abierto a la bahía de Cadaqués. Aquí la primavera no anuncia la venida del verano sino la crisis invernal. La orgánica pasividad de Cadaqués en Abril convierte la experiencia en un acontecer trémulo. En la parte superior se distinguía todavía una figura muy brillante. En tierra firme, la completa ilusión de navegar orientado por la naturaleza circundante y aquel abrumador haz de algún otro planeta. Este entusiasmo cósmico me inclinó a gozar del deslumbrante regocijo del caos".